lunes, 5 de marzo de 2012

Era de goma




A toda luz la silueta incauta y realmente  pulcra de Don Sebastián Brandón se pasea tozuda en la memoria de sus súbditos. Súbditos que no se acostumbraron a esas antiguas maneras democráticas venidas de una península lejana. Ellos, los súbditos, gustaban de obedecer y Don Sebastián, magnánimo, no cejó en su afán de darles gloria, estabilidad y progreso. Su reino, que no tuvo fronteras, se perpetuaba con esa tranquilad de los santuarios.      

Un día, rugoso el cielo como un cacahuate, la silueta de Sebastián Brandón, traicionando su compostura, comenzó a disolverse. Se prendieron los mecheros del miedo y lo súbditos salieron a la calle por primera vez en sus vidas a manifestar sus opiniones.

Los súbditos ayunaron por varios días, hasta que resolvieron reconstruir la silueta de Sebastián Brandón, que se había convertido en una sustancia pegajosa.

La reconstrucción no ha terminado, por eso algunos avispados lectores le llaman la Era de goma.

Sergio Astorga.
Acuarela/papel 20 x 30 cm.